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La familia es el sistema social más importante en la vida de una persona, en ella, se sustentan los lazos emocionales que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida. Por este motivo, la terapia familiar tiene como objetivo mejorar la capacidad de apoyo mutuo entre todos los miembros de la familia. Se concibe la familia como una totalidad, donde todos los miembros que la componen están interrelacionados, por tanto, la conducta de cada miembro influye en los demás.

En ocasiones, las familias atraviesan diferentes cambios o conflictos, que pueden afectar a la convivencia y al núcleo familiar. Esto provoca que el equilibrio de la familia se deteriore y los miembros que la componen sufran, es entonces, cuando es conveniente buscar ayuda de un profesional.

Desde la terapia familiar sistémica se puede abordar cualquier situación o problema que dificulte las relaciones entre los miembros de la familia, su dinámica y su funcionamiento. Tras la terapia, la familia resurgirá más fortalecida y encontrará el equilibrio en el grupo.

La terapia familiar dota a los individuos de recursos y herramientas para mejorar la comunicación, a la vez, que les permite expresar sus pensamientos y emociones en un ambiente seguro, entendiendo los puntos de vista de los demás miembros y apreciando las necesidades del otro, con el fin de realizar los cambios necesarios, para construir un núcleo familiar más sólido.

Los principales objetivos de la terapia familiar son:
● Mejorar el funcionamiento de la familia.
● Mejorar la comunicación entre los miembros de la familia.
● Aumento de la comprensión mutua y el apoyo emocional entre los miembros de la familia.
● Desarrollar estrategias de afrontamiento y habilidades de resolución de problemas ante diferentes dilemas y situaciones de la vida.
● Restablecimiento del equilibrio familiar.

En definitiva, la terapia familiar intenta corregir las dinámicas familiares problemáticas y los patrones disfuncionales que afectan al núcleo familiar, modificando las interacciones que empeoran o mantienen el problema.

* Se utiliza el género gramatical masculino de forma genérica para facilitar la lectura, sin ánimo de hacer diferencias entre géneros.